El Papa Francisco desde que comenzó su papado en 2013, ha sido un personaje muy paradigmático. Un hombre humilde, cercano, de ideas frescas y renovadas que mira con esperanza a la juventud y al futuro. Con una fuerte convicción en el compromiso social y el diálogo, se ha posicionado en materias que son de total actualidad, como es el caso del ecologismo y la defensa del medio ambiente.
Pese a ser un escrito de hace casi cuatro años, está de más actualidad que nunca. El movimiento ecologista está encontrando líderes como Greta Thunberg, y está saliendo a la calle ante el miedo de que si no lo hace ahora, puede ser que no lo haga nunca. El Papa también siguió esta línea, llamando la atención a las grandes potencias mundiales que pactaron el acuerdo de París que, tras cuatro años, pese a haber prometido una respuesta colectiva para la protección del medio ambiente, a penas se han llevado a cabo los compromisos contraídos. Llega incluso a dudar si hay una verdadera intención política para solucionar el problema climático y sus repercusiones en las comunidades más pobres y vulnerables. Sin embargo, subraya que "la ventana para una oportunidad está todavía abierta", destacando el todavía. Pide pues un desarrollo humano integral que se desarrolle antes de que la ventana se cierre, antes de que sea demasiado tarde. Aún es momento de poder dejar un mundo mejor, o simplemente, un mundo habitable.
Infografía extraída de Desde la fe |
La Laudato Si fue la primera encíclica de Francisco. Se publicó en 2015, a penas a los dos años de entrar en el Vaticano, y trata con detalle la problemática ecológica. El nombre de la carta viene dado por un poema de San Francisco de Asís, en el que agradece y elogia la Obra de Dios. En la Laudato el tema central es el cuidado de nuestra casa común, es decir, el planeta Tierra. En primer lugar, critica como los modos de vida de las sociedades actuales generan una polución del aire, las aguas y la tierra, que hace que se aumente la injusticia social y resta valor a todo, dejándonos llevar por la vorágine del usar y tirar. Conforme avanza la carta pide a los creyentes y al conjunto de la humanidad que aprendan a apreciar la belleza de la Creación y a respetar la vida creada por Dios. Su objetivo es una ecología integral, o lo que es lo mismo, que también se proyecte en la protección del patrimonio cultural, histórico y artístico, así como en la calidad de vida de las personas. Para que esto pueda darse, se necesita una unión por parte de todos los sectores (Estado, industria, sociedad) y una educación para lograr la conversión ecológica. Obviamente, pese a tener a los creyentes como principales apelados, nos afecta a toda la sociedad. Esto aparece mostrado también en las múltiples referencias de base científica como las de los gases de efecto invernadero o el cambio climático y las catástrofes. Al igual que su autor, la propuesta tiene los pies en la tierra.
El tema más importante del 2019, del siglo XIX y, si me apuras, de nuestra época es este: conseguir salvar nuestra casa común de la destrucción que nosotros mismos hemos creado, entendiendo de un modo diferente nuestros modos de vida y con el acuerdo real entre las grandes potencias. Es el ahora o nunca. Hay que actuar mientras la ventana para una oportunidad siga abierta.
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