Escribir esta entrada fue, como mínimo, complicado. Destacar un personaje en la sección dedicada a personajes históricos era una labor con mucha presión. Pasé de personajes tan conocidos como Alejandro Magno a algunos de menos fama como Maximiliano de Habsburgo. No quería un personaje que fuera simplemente reconocido, quería a alguien que realmente hubiera provocado un cambio en el imaginario de la sociedad occidental.
Así es como llegué a Juana de Arco.
Jeanne d'Arc, de Eugène Thirion (1876) |
A los 13 años, empezó a tener contacto con lo que sintió como divino, afirmó ver a San Miguel, Santa Margarita y Santa Catalina que le encomendaban ser “devota y piadosa” y, junto a Dios, le dirigieron después a lo que haría que su nombre no fuera olvidado, recuperar el trono y soberanía de Francia.
Aproximadamente en 1428, se encaminó junto a su tío a Vaucouleurs, donde estaban las tropas de Carlos VII, y le rechazaron alistarse. Más tarde, cuando los ingleses se hicieron más fuertes en el asedio de Orleans, las tropas francesas se trasladaron a Chinon. Volvió ante el comandante que la había rechazado y ante la noticia de una derrota que ella le había profetizado, la mandó con una escolta a ver al rey. Carlos VII quiso engañarla, se disfrazó de campesino y puso en su sitio a otro pero al llegar al gran salón, la chica se dirigió mediante “voces” a donde estaba el rey y le contó secretos que él quedó maravillado.
La única ciudad importante no tomada por los ingleses era Orleans, sin embargo estaba a punto de caer al estar sitiada. El rey y sus consejeros ya daban por perdida la guerra pero Juana de Arco le pidió que le dejara dirigir las tropas y la nombraron capitana.
Joan of Arc at the Coronation of Charles VII, de Jean Auguste Dominique Ingres (1854) |
Francia ganaba poco a poco a Inglaterra, recuperando y reconquistando territorio, hasta lograr toda Francia; aunque los frutos de su esfuerzo no los vería la Doncella de Orleans.
Ann Ronan Picture Library Heritage Images GTRES |
El juicio duró tres meses. Juana de Arco se retractó de sus declaraciones y esto provocó que cambiaran la sentencia de pena de muerte a cadena perpetua. Pero poco después reafirmó oír voces divinas y volvieron a condenarla a muerte. Ella exigió que se le llamara al Santo Pontífice y que fuera él quien la juzgara pero al Papa nunca se le notificó. Murió con 19 años el 30 de mayo de 1431 en la hoguera de la plaza de Ruán mientras invocaba al Arcángel Miguel y rezaba con un crucifijo. Su familia, su madre y hermanos, pidieron que se reabriera el juicio contra ella. El Papa Calixto III nombró una comisión de juristas y declararon la sentencia injusta. El rey de Francia la declaró inocente. Fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920, patrona de Francia.
Paola Bernal
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